Con anterioridad a la industrialización moderna, existieron organizaciones, los gremios, que defendían en el seno de la actividad artesanal a los trabajadores de un determinado oficio. Regulaban la producción y controlaban hasta el más mínimo detalle. Los operarios tenían la oportunidad de ascender en la escala laboral según su pericia y méritos.
Frente a esas organizaciones de carácter preindustrial, los sindicatos nacieron como respuesta a los problemas planteados por la mecanización. Representaban a obreros desposeídos de la iniciativa y creatividad en el proceso productivo.
Gremios y
sindicatos respondían, por tanto, a circunstanciaseconómicas y
sociales distintas.
Génesis del Asociacionismo obrero: El más lejano precedente del sindicalismo en España, es el acuerdo de 2 de julio de 1834, entre los industriales y jóvenes obreros que fija en 33 canas la longitud de la pieza. (La cana equivalía entonces a 1,555 metros en Barcelona, si bien variaba algo en el resto del territorio. Estos 1,555 metros son el equivalente a 8 palmos, 6 pies o dos pasos. En la localidad de Tortosa equivalía a 1,587 metros; en Tolosa a 1,60 metros y en Carcasona a 1,785 metros.)
Aunque no se ha llegado a un acuerdo unánime sobre el primer sindicato en España la asociación Mutua de Obreros de la Industria Algodonera, fundada en 1840 bajo una forma de sociedad de socorro mutuo, encerraba en su fondo una sociedad de resistencia: la sociedad de tejedores, sociedad que la doctrina, y más concretamente D. Ricardo Ron Latas en su libro “Los Sindicatos horizontales” coincide en señalar como el primer sindicato obrero español.
LOS INICIOS DEL MOVIMIENTO OBRERO EN ESPAÑA:
La industria del algodón y la primera siderurgia necesitó de miles de trabajadores agrícolas en paro. El éxodo rural (menor que en Inglaterra y en otros países europeos) se incrementó a partir de 1830 e hizo crecer los barrios periféricos de las ciudades (sin infraestructuras y servicios y unas viviendas improvisadas), focos de miseria y enfermedades infecciosas (tuberculosis y cólera).
Jornadas laborales de 12 a 14 horas, sin seguridad preventiva, con accidentes frecuentes y sin otro descanso que los domingos. La vida media de los obreros catalanes era de 19 años cuando era de 40 para la clase alta barcelonesa.
Trabajaban por igual hombres, mujeres y niños de hasta 6 y 7 años, con salarios muy bajos (aunque superiores a los del campo). El analfabetismo era generalizado, afectando al 69% de los hombres y al 92% de las mujeres.
Una crisis hacía caer las ventas y los despidos se multiplicaban; el paro conllevaba hambre y enfermedad. Con frecuencia se generalizaba la percepción de que las oleadas de inmigrantes a las ciudades constituían un peligro social.
El 6 de agosto de 1835, la fábrica de telas «Bonaplata y Compañía» y «El vapor» fueron incendiadas en Barcelona. Al día siguiente fue ejecutado el obrero Pardiñas, como presunto autor del incendio, y el 11 de agosto tres obreros más.
A partir de 1838 los obreros comenzaron a asociarse y acudieron al Capitán General de Cataluña, barón de Meer, representante de la Comisión de Fábricas, pidiéndole autorización para asociarse. Los patronos estaban asociados desde 1833 en dicha Comisión de Fábrica, sin embargo los obreros no obtuvieron la autorización solicitada.
La Asociación de Tejedores de Barcelona, fue una asociación de los tejedores de algodón de Barcelona (Cataluña, España) y de los pueblos y poblaciones colindantes creada en la clandestinidad en el verano de 1839 y que se constituyó en 1840 como sociedad de ayuda mutua con el nombre de Sociedad Mutua de Tejedores de Barcelona que dio cobertura legal a sus actividades de "resistencia".
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